El Grado de Historia ofrece una formación generalista que manifiesta un alto grado de preparación para diversos campos laborales; es evidente que el estudio del grado en Historia potencia las posibilidades de empleo. Se requiere tenacidad pero cerca de un setenta por ciento de los egresados encuentra empleo antes de dos años (y uno de cada cuatro en un trabajo relacionado con sus estudios). Desde los mecanismos de seguimiento y control del título se realizarán las actividades necesarias que permitan a los estudiantes tener conocimiento lo más directo posible de los principales nichos de empleo.
Los más importante son: la enseñanza, prospecciones, excavaciones y estudios arqueológicos, investigación histórica, gestión de patrimonio histórico y cultural, archivos y bibliotecas y documentación histórica; en menor grado pero facultados por su formación generalista los historiadores se proyectan igualmente en la colaboración en medios de comunicación y editoriales, asesoramiento cultural en instituciones públicas y empresas privadas, administraciones públicas, gestión de proyectos internacionales públicos y privados, preparación a la carrera diplomática y gestión de recursos humanos.
Los graduados en Historia muestran, como competencias consustanciales a su formación, muchas que son demandadas por diferentes sectores laborales, lo que hace del historiador un trabajador capaz de ocupar con buenos resultados puestos de trabajo, en apariencia, contradictorios.
A saber: capacidad de gestión de la información (archivos, bibliotecas, centros de documentación, prensa y medios de comunicación); motivación especial por la calidad en su trabajo (tanto para la empresa pública como para la privada); buen conocimiento y capacidad para expresarse en su lengua nativa (ideal para trabajos cara al público); capacidad de organización y planificación (muy valorado en el ámbito empresarial); razonamiento crítico (en el ámbito de la docencia sea cual sea el nivel); es capaz de adaptarse a nuevas situaciones (esta versatilidad le sitúa muy por encima de otros profesionales más limitados); su compromiso (vinculación a asociaciones, organizaciones nacionales e internacionales); interés, respeto y conocimiento de diversas culturas (favorece su movilidad internacional); capacidad de análisis y síntesis, cualidades necesarias para el mundo laboral globalizado. Además de estas principales podemos destacar la capacidad de trabajo en equipo, su sobresaliente habilidad en las relaciones interpersonales, capacidad para detectar, aislar y solucionar problemas. Un historiador es, siempre, una buena inversión.
Para más información se puede acceder a las diversas secciones de la ANECA http://www.aneca.es, especialmente en las ventanas Publicaciones/Libros Blancos e Informes y Estudios.