El dominio de lenguas distintas a la propia ha adquirido una importancia progresiva en la sociedad actual, llegando a constituir una auténtica necesidad justificada por razones de tipo laboral, profesional, cultural y de formación académica y científica, además de erigirse en una aspiración de carácter prioritario para un sector, cada vez más importante, de la población. En este contexto, se reconoce que las lenguas extranjeras juegan un papel esencial en la construcción de la identidad ciudadana, una identidad plurilingüe y multicultural, y que constituyen un elemento indispensable para favorecer la libre circulación de personas y para facilitar la cooperación cultural, económica, técnica y científica entre los países.
El Consejo de Europa insiste en la necesidad de que las personas desarrollen competencias suficientes para relacionarse con otros miembros de los países tanto europeos como de otras áreas de influencia cultural y comercial. En consecuencia, estima que se debe dar un nuevo impulso a la enseñanza de lenguas que ayude a desarrollar la idea de ciudadanía integral y recomienda la adquisición de un cierto nivel de competencia comunicativa en más de una lengua extranjera durante la formación académica del estudiante.
En este sentido, la adquisición de conocimientos y destrezas relativas a lenguas extranjeras ha de permitir el desarrollo de la competencia comunicativa y lingüística general y estimular el aprendizaje reflexivo de la lingüística, a través de la transferencia de estrategias de aprendizaje utilizadas tanto en la lengua materna como en la lengua extranjera. Este aprendizaje de una o más lenguas debe potenciar también la formación intelectual al promover tareas y actividades en las que se ponen en práctica capacidades cognitivas (reflexión, formulación de hipótesis, generalización, etc.) y metacognitivas en relación con la planificación y evaluación del propio aprendizaje. El desarrollo alcanzado en el dominio de la competencia comunicativa permitirá usar las distintas lenguas en situaciones diversas y no tan mediatizadas por el entorno próximo, y facilitará, en consecuencia, el acceso a fuentes de información de otras áreas de conocimiento, propiciando el planteamiento y la resolución de problemas relacionados con cambios en el saber científico, humanístico y tecnológico.
Dado que cada lengua representa una forma distinta de entender la realidad, los avances en el uso de la misma contribuirán a ampliar el horizonte del alumnado universitario permitiendo el acceso a nuevos datos e informaciones de mayor complejidad y nivel de abstracción, y esto propiciará cambios en las actitudes de valoración de hechos que se produzcan en el mundo actual. Los materiales y textos en lengua extranjera facilitarán el conocimiento de otras formas de organización social, de opiniones ante problemas compartidos internacionalmente, como es el caso de la salud, el consumo, el medio ambiente, o las situaciones de discriminación y xenofobia, fomentando la toma de decisiones autónoma y la consolidación de valores sociales y morales.
El aprendizaje y conocimiento de lenguas extranjeras no puede desvincularse de la comprensión más amplia y profunda de las formas de vida, pensamiento y patrimonios culturales de otros pueblos. Las lenguas son un vehículo de acceso a contenidos literarios, religiosos, históricos, etc., que se han desarrollado a lo largo de la historia El acercamiento a los contextos socioculturales en que se enmarcan, a sus textos literarios y otras manifestaciones artísticas, han de favorecer la comprensión del pasado al tiempo que constituyen un elemento para entender la cultura y el mundo en que hoy vivimos inmersos. Asimismo, el estudio de este legado debe contribuir a desarrollar la sensibilidad creativa y artística al ampliar el horizonte cultural de los estudiantes y fomentar el reconocimiento de factores culturales heredados que se han convertido en patrimonio universal. La presencia de un rico legado arqueológico y documental ligado a las lenguas y culturas extranjeras objeto de estudio en este grado da ocasión y justifica una reflexión sobre su aportación al patrimonio histórico español, europeo y universal. Este patrimonio se perfila como una referencia obligada para fomentar un talante de respeto y conservación de esta riqueza y para potenciar actitudes de comprensión y entendimiento hacia pueblos de distintas zonas del mundo.
Por todo ello consideramos que los estudios superiores relacionados con las lenguas modernas y sus culturas constituyen un ámbito de formación del que nuestra sociedad está especialmente necesitada por permitir conseguir un elevado grado de competencia en la práctica oral y escrita de las lenguas y exigir, al mismo tiempo, la consecución de resultados de formación y competencias relacionadas con la capacidad analítica, la capacidad de comunicación y el desarrollo de aptitudes y destrezas derivadas de un buen conocimiento de diferentes formas y manifestaciones de cultura y civilización a lo largo de tiempo. Este tipo de estudios puede contribuir de una manera relevante a favorecer la interculturalidad y la interdisciplinaridad en la educación superior. Asimismo, y desde un punto de vista científico, el estudio de las lenguas y las literaturas que se asocian a ellas encuentran su justificación más clara en la importancia académica de la lingüística y la literatura en su desarrollo teórico y sus aplicaciones.