Interés Social, Profesional y Científico

La importancia que en nuestro tiempo se concede al “conocimiento”, hasta el punto de que la expresión “sociedad del conocimiento” es cada vez más empleada para referirse a la actual sociedad global, encierra una polisemia que debe ser aclarada. Es un hecho obvio el lugar de preeminencia que el conocimiento técnico-científico ocupa en nuestra sociedad desde el momento en que contribuye de forma inmediata a mejorar nuestra relación con la Naturaleza y a incrementa nuestro bienestar social, a través de las innovaciones tecnológicas. Pero las profundas transformaciones sociales y culturales, dilemas éticos, conflictos políticos y enfrentamientos religiosos que estas transformaciones comportan, tienen necesidad de un examen crítico y de un debate público y democrático, en el que resulta ineludible recurrir a los instrumentos conceptuales que constituyen el rico legado intelectual de la antigüedad grecorromana.

El conocimiento de nuestro tiempo debe asumir, además de los aspectos técnico-científicos, una serie de saberes que tienen que ver con lo que tradicionalmente se han llamado las humanidades, es decir, con el conjunto de experiencias históricas, políticas y culturales que hemos heredado del pasado y que no podemos dejar de preservar, y con el desarrollo de toda una serie de capacidades individuales y colectivas que proporcionen no sólo una especialización profesional cualificada, sino también una formación cívica e intelectual acorde con nuestro tiempo. Los estudios de Filología Clásica, adecuados a las características y exigencias de la sociedad actual, son instrumento imprescindible para la adquisición de dichos saberes.

Una dilatada experiencia demuestra que estos estudios forman titulados muy versátiles, con una gran capacidad de adaptación a toda suerte de situaciones laborales y de aprendizaje de todo tipo de técnicas de trabajo. Acercar la formación universitaria a la cambiante realidad social y laboral ha sido y es uno de los principales empeños de estos estudios. A tal fin, se ha tenido muy presente que los empleadores demandan cada vez más un alto grado de preparación que incluya no sólo una sólida base de conocimientos, sino también metodologías de trabajo, capacidad de organización y adaptación, manejo competente de la información y la documentación, dominio de lenguas y culturas, y destrezas relacionadas con las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, Las áreas de actuación profesional relacionadas con la docencia en enseñanza secundaria y universitaria, y la investigación en temas propios de la especialidad constituyen las salidas clásicas y principales para los titulados. Sin embargo, gracias a la metodología, la capacidad de organización y de adaptación, el manejo de la información y la documentación, el dominio de lenguas y cultura y las destrezas relacionadas con las nuevas tecnologías que requiere el trabajo filológico, resultan especialmente eficaces en la industria editorial y en aquella conectada con la difusión de la información y la cultura histórica, lingüística y literaria, así como en la gestión del patrimonio cultural e histórico, en los archivos, bibliotecas, museos y centros de documentación histórica y en los institutos de cultura e investigación de tipo específico, en instituciones gubernativas y locales.