Interés Social, Profesional y Científico

Interés profesional

En las últimas décadas, la Arqueología se ha convertido en una disciplina científica compleja e interdisciplinar para cuyo ejercicio resulta necesaria una preparación específica; porque al estudio de las sociedades del pasado mediante el uso de métodos y técnicas adecuadas, hay que unir las labores de conservación y puesta en valor de los yacimientos arqueológicos, tan numerosos en España, cuya investigación y protección requieren esta formación.

De acuerdo con esto, la Arqueología moderna presenta hoy dos vertientes de gran importancia en cada caso: la de la investigación sería la primera, y la vertiente social y de gestión administrativa la segunda. La vertiente social de la Arqueología es cada día más importante y se presenta como una consecuencia del uso de esta disciplina como herramienta de gestión. En este sentido, el desarrollo de sistemas de protección del Patrimonio Arqueológico en la normativa vigente, la rentabilización de este Patrimonio como recurso cultural y turístico junto con la aparición de nuevas alternativas de gestión, han generado una necesidad de profesionalización que ha de ser garantizada por la Universidad, con una titulación específica como mejor certificado de formación de profesionales cualificados.

La especialidad de la Arqueología Preventiva o Profesional (con figuras variadas de empresas, cooperativas, autónomos, etc.) ha experimentado en nuestro país un gran crecimiento a lo largo de los últimos 20 años como consecuencia del desarrollo y aplicación de una normativa que exige el seguimiento y control de todo tipo de obras de infraestructura y remoción de tierras, realizadas en los lugares en los que se sospeche o se conozca la existencia de restos arqueológicos. Es por lo tanto un sector en fuerte auge y con creciente demanda. Sólo en Andalucía se ha estimado que hay más de 1000 personas trabajando de manera directa en la Arqueología Empresarial y se pueden estimar en otras tantas o más las que lo hacen de forma temporal o indirectamente. Esto explica por qué en las encuestas llevadas a cabo para la elaboración del Libro Blanco del Título de Grado en Historia sobre la inserción laboral de los titulados, la Arqueología sea la segunda salida profesional que ocupa a los antiguos licenciados en Historia, detrás de la enseñanza (Libro Blanco 2005: 50). A ello hay que añadir, como salidas profesionales, la investigación en las universidades y el CSIC, el ingreso en los Cuerpos Facultativos de Museos, los Servicios Arqueológicos de las Comunidades Autónomas y de los Ayuntamientos, así como las personas responsables de los Museos de sitio de carácter arqueológico.

De todo esto hay que deducir que la Arqueología es, de entre todas las materias pertenecientes al área de Humanidades, la que más presupuesto privado mueve en nuestro país. La legislación actual obliga a las empresas constructoras y a las especializadas en Evaluaciones de Impacto Ambiental, a contar con informes de impacto arqueológico y, en su caso, a desarrollar prospecciones, sondeos y excavaciones antes de proceder a cualquier transformación del suelo. Estos trabajos, que hoy conforman la Arqueología Preventiva o la llamada “Arqueología Profesional”, son llevados a cabo, normalmente, por empresas de Arqueología. La proliferación de estas, junto con las necesidades de colaboración con las áreas académicas para la resolución de determinados problemas, ha supuesto un verdadero crisol para la propia metodología arqueológica, que nunca en su historia había tenido que enfrentarse a tan elevado número de intervenciones ni había tenido que diversificar tanto sus procedimientos. En esta diversificación ha jugado un importante papel la tradicional interdisciplinariedad de los estudios arqueológicos, que se acentúan ahora con la inclusión de nuevos sistemas analíticos, relacionados no sólo con los materiales, sino sobre todo con las reconstrucciones medioambientales y paisajísticas.

Asimismo, la creciente revalorización y rentabilización del Patrimonio arqueológico a través de nuevas propuestas o concepciones museográficas ha dado lugar a nuevas salidas profesionales, con la creación de empresas y el incremento de arqueólogos y arqueólogas profesionales y, por lo tanto a nuevas necesidades formativas para el estudiantado de Arqueología.

A esto se unen las políticas actuales de protección y difusión del Patrimonio como ejes del desarrollo local y la gestión sostenible del territorio, incorporando los restos arqueológicos a los proyectos de Turismo Cultural, con presentación al público de yacimientos, creación de centros de interpretación, etc.

La Arqueología es la única práctica profesional del área de Humanidades cuyo ejercicio está específicamente regulado por la normativa legal. Con un grado de Arqueología se podrán cumplir los requisitos legales de las 18 leyes de Patrimonio Histórico o Cultural publicadas en España entre 1985 y 2007 (estatales y autonómicas). En todas ellas, los bienes de carácter arqueológico se declaran de dominio público y las Administraciones se hacen responsables de la profesionalidad de quienes dirigen los proyectos de Arqueología, profesionalidad esta que, hasta el momento, no ha sido claramente definida.

Como resultado de estos imperativos legales, numerosas iniciativas al margen de las universidades, como Asociaciones Profesionales o Secciones de Arqueología de Colegios Oficiales, han venido perfilando los derechos y los deberes de la profesión arqueológica, redactando y aprobando códigos éticos e incluso determinando quién debe ser considerado como arqueólogo y quién no, en un movimiento social sin parangón en ninguna otra Ciencia Humana; en este contexto la Universidad debe asumir un papel protagonista y activo ante este fenómeno.

Interés científico

Por lo que respecta a su faceta investigadora, la Arqueología puede considerarse como una disciplina humanística o ciencia humana ya que su objetivo es interpretar y representar las sociedades del pasado a través de su cultura material. Como disciplina científica tiene, pues, un objeto de estudio y un objetivo claro, y quien a ella se dedica sigue los mismos pasos propios de cualquier otra ciencia: recoge una serie de datos (evidencias materiales arqueológicas), realiza experimentos, formula hipótesis (interpretación de esos datos), contrasta esas hipótesis con más datos y finalmente elabora un modelo que resuma lo observado en las evidencias.

La Arqueología, al analizar el comportamiento de los grupos humanos del pasado, tiene una vertiente necesariamente antropológica, puesto que estudia al ser humano, y una vertiente netamente histórica puesto que se interesa por diferentes momentos del desarrollo de la humanidad. La gran diferencia con los estudios estrictamente históricos es que no tiene como fuente de información los documentos escritos, sino los restos materiales de la cultura. Teniendo en cuenta que gran parte del desarrollo de la humanidad se produjo antes de la aparición de la escritura, la Arqueología cobra una especial relevancia en la Prehistoria, en las primeras civilizaciones y en aquellos períodos históricos en los que la información textual es escasa, teniendo en cuenta además que es la propia Arqueología la que ha aportado los primeros documentos escritos (epígrafes, tablillas, etc.).

Por estas razones, lo que más diferencia a la Arqueología de otras ciencias humanas son sus métodos de trabajo, primero por la necesidad de buscar los yacimientos arqueológicos y luego, dentro de ellos, por obtener la información deseada; ello nos introduce en toda la sistemática específica del trabajo arqueológico de campo que al día de hoy se encuentra altamente tecnificado.

Por otra parte, hace necesaria la recogida de datos sobre todos los aspectos que rodearon la actividad humana: paisaje en el que aquellos grupos estaban asentados, patrón y formas de asentamiento, lugares elegidos para la sepultura de sus muertos, cómo se organizaban socialmente, cuáles eran sus ideas y creencias, cuáles las estrategias para su subsistencia, herramientas fabricadas para desarrollar variadas funciones, materias primas elegidas, relaciones de intercambio, etc.

Y para obtener el mayor número posible de datos y la mayor información que de ellos pueda extraerse, la Arqueología ha necesitado desde su inicios la colaboración de otras especialidades que con técnicas y analíticas cada día más perfeccionadas puedan proporcionar información sobre los estratos sobre los que se asentaban, las especies vegetales antiguas, la fauna, los procesos técnicos de la piedra, del metal o de la cerámica y un largo etcétera que ha convertido a nuestra disciplina en un ciencia auténticamente experimental y multidisciplinar.

De acuerdo con todo ello, la Arqueología es hoy una de las disciplinas principales para la construcción de la Historia, utilizada en solitario para el estudio de sociedades sin documentos escritos, y complementándose con el estudio de estos textos para las épocas y sociedades para la que éstos se han conservado.

Interés académico

La titulación de Arqueología pretende la formación de arqueólogos/as con suficientes conocimientos de historia, que además conozcan y sepan aplicar los procedimientos arqueológicos de análisis e interpretación histórica, desde la Prehistoria hasta la contemporaneidad. Esta formación, que ha de proporcionar un conjunto de conocimientos suficientes, debe asegurar la adquisición de aptitudes, habilidades y destrezas propias que permitan la competencia adecuada para responder a las demandas de la investigación, laborales y profesionales.



La opción elegida es la de una formación interdisciplinar a la que la variedad de ofertas educativas de las Universidades de Granada y Sevilla pueden responder. La interacción y complementariedad entre conocimientos y métodos separados tradicionalmente en facultades de Letras y de Ciencias ofrecerá al estudiantado la posibilidad de conocer la sistemática arqueológica más moderna y de abrir nuevos campos de investigación en esta materia.

El Título de Grado en Arqueología se adecua a los cambios producidos en los estudios universitarios para ser coherentes con los criterios del Espacio Europeo de Educación Superior y a las enseñanzas de Grado, como establece la Ley Orgánica 4/2007, de 12 de abril, por la que se modifica la Ley 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades, y la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo. También responde a los criterios establecidos en el Marco Español de Cualificaciones para la Educación Superior (MECES). Las competencias generales, transversales y específicas que adquirirán los estudiantes durante su formación están orientadas a la preparación para el ejercicio de actividades de carácter profesional, además de cumplir los requisitos establecidos por la Ley 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de hombres y mujeres, la Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad y la Ley 27/2005, de 30 de noviembre, de fomento de la educación y cultura de la paz. Por consiguiente se presta atención a lo largo de toda la formación del Grado en Arqueología, a través de los distintos módulos y materias, a las cuestiones de género, medioambientales, los valores de la paz y la convivencia pacífica y la no discriminación por razones de sexo, raza, religión, opinión y por razones de discapacidad.